Un diálogo oculto pero presente. Un pretexto, una salida, un escape, un consuelo. Saberse finito apostado en la negación. Un batalla, una carrera perdida en el campo de la duda. Un estruendo de silencio que acompaña a la vida.
Heidegger señaló que la segunda caída del ser humano seria en la banalidad. Banalidad que abarca casi todas las manifestaciones del mal, como quería Hannah Arendt, y, por supuesto el mal radical que aqueja al ser humano: la negatividad absoluta de la muerte. Probablemente uno de las señas de identidad de “la condición postmoderna” (Lyotard) sea la exterioridad de la mirada que arroja sobre ella. Producto de la exaltación de la tecnología que ha logrado diferirla y disimular su acecho a través de cirugías que a menudo son autenticas tanatoplastias, la contemplamos cada vez con mayor distancia. La arrinconamos y parecemos haber interpuesto entre ella y nosotros un cierto halo de irrealidad, la misma que reviste las muertes que contemplamos por televisión en perversa continuidad con anuncios de coches, teléfonos móviles o maquillajes.”
Un dialogue invisible et pourtant palpable. Un pretexte, une evasion, un reconfort. Savoir miser sur la negation. Une bataille, sa propre perte, le domaine du doute. Un grondement de silence qui accompagne la vie. Heidegger, dans Être et Temps, a souligne que la deuxième chute de l’être humain serait dans la banalite. Banalite qui embrasse presque toutes les manifestations du mal, comme le disait Hannah Arendt : le mal radical !